Los piratas, de la hermandad se ha oído hablar, de ese grupo sanguinario, del enemigo; pero yo, por experiencia, os puedo asegurar que un infierno ha resurgido de esos nada añorados y temidos los que vengan, combates...contra piratas.
La gran mayoría de piratas y filibusteros son guiados por su ego, y por esta simple razón, muchos de ellos se han llegado a matar. Matar, no hay cosa más desagradable que matar, después del acto te embarga una horrible sensación, que el tiempo no consigue borrar ni al peor enemigo se la deseo. Pero aún me consuela saber, que, aunque una pequeña minoría, ciertos piratas "honrados" aún conservamos ese espíritu aventurero e inocente que nos impulsa a ver el mar de otra forma, a ver el mar como un verdadero pirata.
Como iba diciendo, los peores combates se han dado en enfrentamientos entre piratas, entre sucios perros filibusteros, arrogantes necios, indefinibles para resumir, con el único propósito de divertirse,aumentar sus bienes materiales o vengar alguna situación personal. Por gracia o desgracia, según desde donde se mire, yo me incluyo en este amplio grupo de piratas, al que la vida me indujo como posiblemente única salida de la situación en que me encontraba. Sin embargo hay quien dice que no importa el qué se lleve, sino el cómo; pero por una sola razón me lancé a surcar las aguas, me enamoré, del mar; y con un propósito, una condión, un sueño...
Yo, desde mis pesadillas, que por alguna razón solo me atacan en tierra firme, revivo alguna situación, en la que el destino me ha situado, rodeado como presa indefensa, luchando contra barcos enemigos, o amigos, por la ironía de que eran piratas, haciendo tambalear el mío y con las condiciones meteorológicas de su favor. Pero el mar refuerza la fe del hombre y le hace firme y valiente, y como que hay Dios que salí airoso de esos trances.
Sólo les doy un consejo, no se rindan, no se entreguen sin luchar, aférrense a su alma marineros, porque ellos se llevan el resto...
¡Todo a estribor!